"Cuando me sentí mal por sentirme bien" San José, Costa Rica

"Cuando me sentí mal por sentirme bien" San José, Costa Rica

El domingo tuve una reunión con amigos y familiares. Estábamos entre risas, anécdotas y conversaciones ligeras, hasta que una de esas preguntas espontáneas abrió la puerta a una verdad que llevo con orgullo: hablé de mí, de mis decisiones intencionadas, de todo lo que he trabajado para sanar, crecer, elevar mi consciencia…
Y hablé de mis tres hijas, que son chicas increíbles: independientes, empáticas, amorosas, que apoyan en casa y son un reflejo del trabajo interior que vengo haciendo desde hace años.

Lo compartí desde el alma. No para impresionar a nadie, sino para honrar un camino que no ha sido fácil.
Pero más tarde, ya en mi casa, sentí una incomodidad que se descargó en mi cuerpo. Como si hubiera dicho algo inapropiado. Como si tuviera que disculparme por hablar bien de mí.
Una vocecita interna me susurró: “No hables tanto de ti, no seas creída, a la gente no le gusta que te muestres así…”

Y me dolió. No por lo que los demás pudieran pensar, sino porque me di cuenta de que yo misma no me estaba permitiendo gozar el fruto de mis decisiones.

Ahí entendí que no era culpa. Era una herida de juicio. Una creencia aprendida que me enseñó que mostrar mi luz puede molestar.

Hoy lo escribo porque sé que no soy la única.
Nos han enseñado a no brillar demasiado. A no hablar de lo que logramos. A sentir culpa por disfrutar, por descansar, por criar con amor, por emprender con libertad, por tener relaciones bonitas, por elegirnos.

Pero hoy, a mis años, ya no quiero seguir callando lo que es verdad para mí.

Quiero decir que sí se puede sanar, que sí se puede criar con consciencia, que sí se puede cambiar patrones familiares, y que sí se vale celebrarlo.

No se trata de alardear. Se trata de honrarnos.

Porque cuando una mujer se reconoce, abre el camino para que muchas otras también lo hagan.

Así que si alguna vez te sentiste “mal” por sentirte bien…
Respira hondo.
Recuerda que tu luz no molesta.
Tu luz alumbra.

Y si tu niña interior alguna vez escuchó “cállate”, hoy puedes decirle:
“No más. Hoy te dejo hablar. Hoy te dejo brillar.”

Gracias por acompañarme a descubrir que celebrarme… también es sanar.

Gracias por visitarme,

Un abrazo enorme, Laura

Regresar al blog

3 comentarios

Una reflexión que nos hace vernos (hacia adentro) para entender por qué muchas veces no nos celebramos como merecemos. Gracias, Lau, por compartirlo y hacernos saber que sí debemos “dejarnos brillar”. 💗

Karen Palma

Todas tenemos que aprender a reconocernos y felicitarnos por nuestros logros. La falsa modestia puede hacer mucho daño.

Rocío Marín González

Gracias por estos mensajes que alimentan el alma ✨️

Annia Monge Vargas

Deja un comentario

Ten en cuenta que los comentarios deben aprobarse antes de que se publiquen.